En noviembre de 2007, con motivo de un viaje familiar a Testayé, un grupo de amigos, familiares y compañeros de trabajo aportaron dinero para poder ayudar al pueblo.
Viajamos también con medicamentos, que entregamos a la enfermera.
En Testayé, contactamos con el alcalde, las autoridades y el director del colegio, y consideramos la escuela el lugar más apropiado para nuestra ayuda.
Nos expresaron la necesidad de contar con material nuevo para todos los alumnos, ya que muchos de ellos no se lo podían costear y tenían que compartirlo: compramos pizarras pequeñas, tizas, bolígrafos, cuadernos y lapiceros; un buen diccionario de francés !para todo el colegio!; material de oficina básico para la escuela (corrector, carpetas) y un armario para poder guardar los expedientes y los libros
protegidos de la tierra que lo llena todo.
Hicimos la entrega a las autoridades del pueblo, que nos agradecieron a los amigos de Zaragoza nuestro apoyo.
En nosotros estaba también el deseo de que la escuela fuera un lugar más importante para los niños y las familias y fotografiamos a los alumnos sentados en sus pupitres, para enseñarlas en España y enviárselas de recuerdo.
Una pequeña cantidad fue también dedicada a la compra de comida básica (arroz y aceite) a una familia con bajos ingresos, pese a la importancia de su trabajo para el pueblo.
Viajamos también con medicamentos, que entregamos a la enfermera.
En Testayé, contactamos con el alcalde, las autoridades y el director del colegio, y consideramos la escuela el lugar más apropiado para nuestra ayuda.
Nos expresaron la necesidad de contar con material nuevo para todos los alumnos, ya que muchos de ellos no se lo podían costear y tenían que compartirlo: compramos pizarras pequeñas, tizas, bolígrafos, cuadernos y lapiceros; un buen diccionario de francés !para todo el colegio!; material de oficina básico para la escuela (corrector, carpetas) y un armario para poder guardar los expedientes y los libros
protegidos de la tierra que lo llena todo.Hicimos la entrega a las autoridades del pueblo, que nos agradecieron a los amigos de Zaragoza nuestro apoyo.
En nosotros estaba también el deseo de que la escuela fuera un lugar más importante para los niños y las familias y fotografiamos a los alumnos sentados en sus pupitres, para enseñarlas en España y enviárselas de recuerdo.
Una pequeña cantidad fue también dedicada a la compra de comida básica (arroz y aceite) a una familia con bajos ingresos, pese a la importancia de su trabajo para el pueblo.
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